UNOS DECIAN: EL ES; Y OTROS: A EL SE PARECE. EL DECIA: YO SOY

UNA COSA SE
Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy. - Juan 9:9

Es una gran historia, el ciego que fue al que se le devolvió la vista

Cuando llegamos a  la Iglesia, no sabemos mucho solo sabemos que Él nos sanó nos salvó, y somos como niños atrevidos y directos, aunque no sabemos mucho de ciencia y de doctrinas, éramos específicos: "Él me salvo", la gente nos miraba y decía: "él es", otros decían: "a él se parece", y nosotros decíamos: "Pues yo soy, Jesús me cambio".

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Pasan dos cosas cuando estamos en nuestros primeros pasos como cristianos.

1. Testificamos con osadía

2. La gente notaba un cambio visible en nosotros.

Nuestro primer amor era sentimiento nuevo en nosotros, somos osados al predicar y el cambio en nuestra forma de hablar y tratar a las personas se nota rápidamente, o por lo menos debería de ser así, pero creo que pasa en la mayoría que sabe de qué fue salvado y qué le fue perdonado y tiene mucho que agradecer.

El Ciego del capítulo 9 de San Juan  nació ciego, no sabía de colores, ni de formas, había oído de ellas, no había mirado nunca el sol, la luna o las estrellas, todo era nuevo para él, era como un bebe.

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Llegamos a Cristo y muchas cosas son nuevas para nosotros, cosas que deberían ser normales para la creación de Dios: las escrituras nos es revelada, tenemos paz, sentimos gozo, tenemos confianza y conocemos gente nueva igual que nosotros, con las cuales nos sentimos felices y a gusto en actividades y compromisos totalmente nuevos de los cuales tenemos la extraña sensación da familiaridad. Maravillosa locura.

¿Cuándo la gente te ve, te reconocen o identifican como alguien que ha cambiado, que ya no es el mismo, como alguien que ahora es diferente o que parece otra persona? Y dime tú, ¿puedes responderles con gusto?, No se equivocan, yo soy, NADA MÁS QUE AHORA VEO