El poder que evangelizará al mundo reside en la esfera de la obediencia absoluta y literal. Fuera de esta esfera está el cristianismo nauseabundo e insípido de nuestros días.
Hemos comprometido nuestras vidas, en un osado abandono de nuestros propios derechos, para satisfacer las demandas de Jesús sobre nuestras vidas que Él compró con su sangre. ¡No tenemos derechos! Todo deseo personal y mezquino debe subordinarse a la tarea suprema de alcanzar el mundo para Cristo. Somos deudores. No debemos permitirnos el ser arrastrados por la forma de vida y los pensamientos materialistas de nuestros días que atrapan el alma. Los cristianos han "deseado" dejar todo durante demasiado tiempo, ¡ya es hora (y casi ya es tarde) de que lo hagan de una buena vez! Cristo debe tener el control absoluto de nuestro tiempo y de nuestro dinero. Debemos ceder nuestras posesiones, nuestra comodidad, nuestro alimento y nuestro sueño; debemos vivir con lo esencial para que Su causa siga adelante. ¡La propagación de nuestra fe es una meta suprema! ¡Cristo es digno de todo lo nuestro! Debemos estar listos a sufrir por Él y a considerar gozo y ganancia el morir por El. A la luz de la presente batalla espiritual, cualquier otra cosa que no sea la absoluta dedicación ¡debe ser considerada una insubordinación al Maestro y una burla a su causa!
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Este es nuestro compromiso y vamos a seguir adelante hasta que todas las personas hayan escuchado el Evangelio.
Pronto estaremos en muchos países diferentes, involucrados en la lucha contra las fuerzas de la oscuridad. Miramos más allá de miles o de millones, más allá de las ciudades o de los países. ¡El mundo es nuestra meta! Y nuestros objetivos principales son las áreas aparentemente impenetrables de los países musulmanes y comunistas, que solo pueden recibir la libertad si tienen la oportunidad de recibir la Verdad. Estos países serán alcanzados para Cristo, cueste lo que cueste. ¡La victoria final es nuestra!
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Queremos decirte, hermano, que hemos resucitado con Cristo, buscamos las cosas de lo alto donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Hemos puesto nuestros afectos en las cosas de arriba y no en las cosas de esta tierra, porque estamos escondidos con Cristo en Dios. ¡Qué bendita verdad! ¡Qué verdad motivadora que nos mueve a damos completamente a Cristo! Ciertamente, sin esto, la victoria sería del enemigo y no de nuestro Señor Jesucristo; que se dio por nosotros para ser todo para nosotros.
NOTA: Este manifiesto para la Evangelización Mundial, con algunos pequeños cambios, fue suscrito por veinticinco estudiantes en 1961. Ese fue el principio de Operación Movilización, movimiento que el autor coordina actualmente.
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