YO NO QUIERO PERROS

Después de oponerme rotundamente a que mis hijos adopten un cachorro termine por aceptar y no se como, pero no solo llego uno, sino que llegaron cuatro, primero dos y después dos mas, en menos de un mes teníamos cuatro cachorros, ya pasaron algunos meses y ellos siguen corriendo por la casa, y mi posición sigue siendo la misma, me gustan los perros pero no creo tener el tiempo para darles el cuidado y la atención que ellos merecen. 

 

Mis hijos y mi esposa se comprometieron a cuidarlos, pero después de un tiempo mis hijos menores y mi esposa tiraron la toalla y desistieron de tal responsabilidad, cayendo todo el peso del cuidado de los cuatro cachorros sobre mi hijo mayor, suceso que advertí que pasaría antes de aceptar a un perro.

 

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Hay muchas personas en nuestro entorno que estarían felices de tener uno de ellos y darles el cuidado que se merecen pero mi hijo tomo la responsabilidad de hacerlo y hasta ahora lo hace bien, yo me encargo de recordarle toda la responsabilidad que se necesita el cuidar de un perro, la misma que se multiplica por cuatro. Muchas veces descuida su tarea y es duro para el porque nuevamente yo me encargo de recordarle lo difícil de la decisión que tomo.

Confieso que mi objetivo es hacer que desista y que me de la razón: “cuidar cuatro perros es una responsabilidad enorme” pero el sigue de pie firme en su decisión y en su tarea.

Muchas veces el enemigo se encarga de hacernos saber lo difícil que es seguir a Cristo y que nos hemos metido en un camino angosto y complicado aunque la recompensa sea grande, la convicción de mi hijo y su firme decisión de no retroceder y regalar los perros, me hace echar un vistazo a mi vida cristiana, hay veces que creo es muy difícil, otras veces disfruto de ella, quizá con el tiempo las cosas se pongan mas difíciles pero esas situaciones nos revelaran de que estoy echo verdaderamente y si mi decisión de seguirlo fue firme.

¿Recuerdas cuando Jesús les dijo a su discípulos que el diablo los a pedido para sacudirlos como al trigo? Pues lo siguiente que dijo no fue: “yo ore al padre para que eso no suceda” o “ese diablo esta loco no sabe quienes y de quien son ustedes”, su respuesta fue “yo orar al padre para que su fe no desmaye”, la sacudida será inevitable, claro esta, solo si eres digno de ella. 

 

“Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo. Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos”.  - Lucas 22:31-32

 

Soportar y no perder la fe en medio de la tormenta no solo nos hace fuertes sino que le comunican a quines se atrevan a cuestionarla que nuestra decisión es firme, ademas nos capacita para ayudar a otros.