Por: Danny Totocayo
Nada puede ser más importante en esta vida que el saber que
es lo que se debe de hacer para ser salvo de la condenación
eterna. Después de morir no te importara cuanto obtuviste en
esta vida, sino donde pasaras la eternidad. Mientras estas
vivo, puedes buscar la salvación que Dios te ofrece, pero
después de muerto ya no habrá oportunidad para buscar el
perdón de Dios, por eso es ahora que debes de asegurarte del
perdón de Dios.
Pero ¿Qué debes de hacer para ser salvo de esta condenación
eterna?
RECONOCE QUE ERES UN TERRIBLE PECADOR
Reconoce que has pecado contra Dios antes que con tus
semejantes. La biblia dice: ―Reconoce, pues, tu maldad,
porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste
con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste
mi voz, dice Jehová‖ (Jeremías 3:13).
Aquel que ha visto todos tus movimientos espera que
reconozcas ahora mismo tus pecados. No puedes decir ―No
soy pecador‖; porque estarías diciendo que eres perfecto. Si
fuera cierto que no has pecado, usted es la primera persona
perfecta que existe entre los humanos y deseo tener el
privilegio de conocerlo para leer no solo la vida de Jesús en
la biblia sino leer también tu vida y aprender de ti.
Si eres un pecador mas como todos los demás, entonces solo
debes reconocer que eres lamentable delante de Dios. La
biblia dice: ―No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera
uno" (Romanos 3:12).
El pecado consiste en hacer lo que está mal, tanto como no
hacer lo que está bien. Es quebrantar también la Ley de
Dios (1 Juan 3:4). Es desobediencia. El pecado ofende
infinitamente a Dios porque son sus leyes santas las cuales
reflejan su carácter las que tú y yo hemos profanado
mirando al cielo.
Dios esta diciendo: ―Reconoce, pues, tu maldad‖. Dios
quiere que reconozcas que en lo profundo de tu corazón eres
un enemigo que está en rebeldía activa y continua contra El.
Los hombres ―…pusieron su corazón como diamante, para
no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos
enviaba por su Espíritu‖ (Zacarías 7:12).
Todos hemos pisoteado los mandamientos de Dios; pero no
todos reconocen sus pecados. No esperemos que otros
reconozcan sus pecados para hacerlo nosotros.
Dios espera que los hombres reconozcan que han sido
vencidos por el pecado y que reconozcan por ello que son
―hijos de desobediencia‖ (Efesios 2:2), ―hijos del infierno‖
(Mateo 23:15), ―hijos del diablo‖ (1 Juan 3:10), ―enemigos
de Dios‖ (Éxodo 15:6), ―generación perversa‖
(Deuteronomio 32:5), ―sepulcros blanqueados‖ (Mateo
23:27), ―lobos‖ (Mateo 7:15), ‖desventurados, pobres,
ciegos y desnudos‖ (Apocalipsis 3:17).
¡Reconoce que eres un pecador!
El apóstol Pablo dice que ―Todos pecaron‖ (Romanos 3:23)
y tu no eres la excepción. El apóstol Juan dice que ―Si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros
mismos, y la verdad no está en nosotros‖ (1 Juan 1:8). En el
libro de Isaías se dice: ―Si bien todos nosotros somos como
suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de
inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y
nuestras maldades nos llevaron como viento‖ (Isaías 64:6).
¡Oh amigo! ¡Eres hostil contra Dios a toda hora! ¡Escupes su
rostro y eres un anticristo espiritual que ha vivido
enemistado contra Dios infinitamente al desobedecerlo todo
el tiempo. Si todos tus vecinos y amigos pudieran ver en una
gran pantalla todo lo que has hecho solamente en esta
semana, estarías muy avergonzado. ¡Dios ha visto toda tu
vida!
¡Que abominables y detestables somos ante los ojos de
Dios! ¡Tus pecados y los míos son nuestra ruina y miseria!
No justifiques tus pecados cuando Dios los condena, no los
ames cuando Dios los aborrece. Dios está en todo lugar y
nada está oculto a sus ojos. Cada pecado cometido es visto
por Dios hasta en los más mínimos detalles, dimensiones y
colores, aun los pecados mas escondidos. Todo pecado que
cometiste no ha pasado sin dejar huella, hasta tus
pensamientos y malas intenciones han quedado descubiertas
ante aquel que lo escudriña todo. Así como ―Vuestros
cabellos están todos contados‖ (Mateo 10:30) vuestros
pecados también lo están. ¡El Señor dice ―Tengo en
memoria toda su maldad!‖ (Oseas 7:2).
Spurgeon tenía razón cuando decía del pecador que no ha
puesto su fe en Cristo como alguien: ―espiritualmente
leproso, sucio, desnudo, ni apto para vivir, ni apto para
morir tampoco‖.
El pecado hace que nuestras vidas huelan mal y que nuestro
corazón este tan oscuro como el infierno.
Sabes que mentiste aun sabiendo que no debías hacerlo.
―En las mentiras también están incluidas las exageraciones.
El hecho de permanecer en silencio para recibir crédito falso
por algún logro de otra persona es también una mentira. Un
sutil cambio de tono, una inflexión o cualquier expresión
puede ser tan desorientadora y falta de veracidad como la
mentira más osada‖ (Ray Confort).
Tu corazón como el de todos ha sido envidioso. Has
deshonrado a tus padres, les has levantado la voz. Algunos
hasta han golpeado a los que anuncian el evangelio de
Cristo. Hay quienes han hecho abortar a la mujer en cinta.
Has tenido dioses ajenos. Tus ídolos fueron los personajes
de la televisión, de la música, de los deportes, etc. Hay
personas necesitadas y tú gastas el dinero en cosas sin
importancia. Las pocas veces que das una ayuda es solo para
calmar tu conciencia o por miedo al infierno; pero casi nada 5
o nada haces por amor. Has tomado el nombre de Dios en
vano y como si fuera poco has blasfemado su nombre y
luchas contra El. ¿Por qué Dios debería amarte? Sin
embargo te ama, y te ha sido paciente.
El menosprecio hacia tus padres y a tu prójimo no ha
causado placer a Dios. ¡Jesús dijo que lo que se hace a las
personas se lo hacen a Él! ¡Nadie puede por ninguna razón
menospreciar a nadie porque todos hemos sido creados por
Dios!. Has aborrecido y el que aborrece a su hermano es
homicida (1Juan 3:15). ¿Homicida? Si eso lo dice la palabra
de Dios. Has maltratado con tus palabras a los demás
(Mateo 5:21-22). Tu garganta es un sepulcro abierto
(Romanos 3: 13). Tus palabras sucias, malintencionadas y
engañosas son la evidencia de ello. Has cometido adulterio
(Mateo 5:28) mirando al cielo. Tus ojos vagabundos se han
posado en la mujer de tu prójimo y eso te hace también un
adultero. Has robado al no pagar impuestos, al dar monedas
falsas y billetes falsos. Has consultado a los adivinos, el
horóscopo, a los chamanes, a los curanderos, y todos los
secuaces de satanás. No ayudaste a los pobres. La vida de
otras personas te fue menos importante que el soplo del
viento. La mayoría de las veces que ayudaste lo hiciste con
el dinero o bienes de otros y solo para aquietar tu conciencia
o por miedo al infierno, pero no por compasión. Has hecho
soborno. Has practicado la fornicación, el adulterio y otras
perversiones. Eres orgulloso, ¡Dios te ve de lejos!. Eres una
persona, chismosa, calumniadora y problemática. Eres
hipócrita mostrando lo que no eres. ¡Finges tener amor y
tener otras virtudes, cuando en ti solo hay un corazón duro y
materialista!
Tus pecados y los mios son numerosos. Son como la arena
del mar. Ni tú ni yo podemos contarlos. Pero Dios si puede
contarlos porque él tiene en memoria toda tu maldad y toda
mi maldad. El Señor ha dicho: ―Tengo en memoria
toda…maldad‖ (Oseas 7:2) y esta airado contigo ―todos los
días‖ (Salmo 7:11).
Muchas personas decían de mí que era un buen joven debido
a que no iba a las fiestas, no tomaba bebidas alcohólicas, no
me drogaba, no asesinaba y no hacia las cosas malas que
otros hacían, pero delante de Dios no era ningún ángel. Para
Dios, no es solo pecador el borracho, el asesino, o el
drogadicto. Delante de Dios yo era un pecador desgraciado,
un sepulcro blanqueado y una serpiente abominable. Mis
pecados han sido innumerables, como los tuyos, pero
también grandes, grandes en extremo porque contra Dios
mismo hemos hecho lo malo. Yo he pecado contra mi
conciencia, contra Dios y contra mi prójimo, pero lo
reconocí humillado en el polvo y espero que tú hagas lo
mismo.
¿Cuántos pecados tienes que cometer para que Dios te llame
pecador? ¿Crees que si mientes diez veces sonara una
campana y Dios te llamara mentiroso? No. Eres un
mentiroso por haberlo hecho una sola vez y eres pecador por
ello.
¡Mira la infinita profundidad de tus pecados, lo pesados que
son, lo numerosos que son, lo grandes que son y
reconócelos!
No tienes excusa
Dices: ―Dios endureció mi corazón como a Faraón‖ para
excusarte. Debo explicar que Dios endureció el corazón de
Faraón por medio de los mandamientos y por los castigos
que le dio. Los mismos castigos pudieron haberlo hecho
reflexionar y dejar su rebelión; pero él no quiso obedecer a
Dios y de esta manera es que las personas se endurecen.
Cristo mismo es piedra de tropiezo; pero lo es para los que
son rebeldes al evangelio. Dios no endurece al que se
humilla ante El. Pues lo trae a sus pies a través de pruebas o
castigos. No es siempre su método pero lo hace.
Dios no dominó milagrosamente la voluntad de Faraón,
haciéndole ser un títere bajo control. Eso solo lo dicen los
blasfemos.
El día de Pentecostés tres mil personas recibieron la palabra
y se humillaron delante de Dios, pero poco después (Hechos
5:33) la misma palabra de Dios que era para vida endureció
a otros: "Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían
matarlos". ¿Puede darse cuenta que el hombre se endurece al
oír la palabra de Dios y Dios los endurece cuando se enseña
su palabra? ¿Pero quién es el culpable? Solamente el que
desobedece, nunca Dios. Una vez un amigo me dijo, ―Voy a
hacerle amargar a fulano, si le digo que debe de estudiar‖.
De hecho decir a alguien que necesite estudiar no es malo,
pero las personas orgullosas se amargan y endurecen cuando
se les dice que hagan ciertas cosas. De la misma manera
Dios endureció a Faraón y a algunas personas todavía lo
hace a través de su palabra y a través de milagros y justos
castigos. En los días de la Gran tribulación, la biblia dice en
el libro de apocalipsis que cuando Dios envió algunos
juicios a la tierra, algunos pecadores ni aun con eso se
arrepintieron. Esto muestra que Dios esperaba que se
arrepintiesen en lugar de endurecerse. ¿Tiene Dios la culpa
de que con sus justos castigos la gente se endurezca? ¿Tiene
la culpa Dios cuando la gente oye su palabra y ellos se
enfurecen? Claro que no, entonces no hay excusas.
Además quienes rechazan a Dios, por justicia, deben de ser
entregados a un poder engañoso en el que satanás trabaja. Si
leemos a Pablo, podemos sacar esta conclusión. ―Con toda
perversidad engañará a los que se pierden por haberse
negado a amar la verdad y así ser salvos. Por eso Dios
permite que, por el poder del engaño, crean en la
mentira. Así serán condenados todos los que no creyeron en
la verdad sino que se deleitaron en el mal‖ (2 Tesalonicenses
2:10-12, Nueva versión internacional).
Dios permite que espíritus de engaño hagan su obra en
personas rebeldes (Véase 1 Reyes 22:23).
Dices: ―Mi corazón es engañoso por naturaleza‖. ¿Más
excusas? Déjeme decirle que tú decidiste engañarte. El
corazón está compuesto por voluntad, mente y sentimientos.
Tú decidiste engañarte queriendo creer lo malo como bueno
y ahora te sientes perdido teniendo tantas confusiones; pero
el culpable eres tú. Si por naturaleza tu corazón te engaña
entonces no habría necesidad de que satanás te engañe, pero
es sabido que quien engaña es satanás y sus demonios.
Que el corazón sea muy fácil de engañar no significa
literalmente que tu corazón por naturaleza sea engañoso.
Muchos leemos en el libro de Jeremías y ponemos como
excusa, ―Mi corazón es engañoso‖ y nos olvidamos que un 6
corazón engañoso es el resultado de la propia voluntad.
Santiago 1:26 declara: ―Si alguno se cree religioso, pero no
pone freno a su lengua sino que engaña a su propio corazón,
su religión es vana‖.
El corazón es fácil de engañar, es por eso que todos deben
de ser vigilantes en su vida cristiana. Supongamos que un
hombre se excusara ante los demás y les dijera: ―No puedo
dejar de mentirles y dejar de insultarles porque mi corazón
es engañoso, lo siento; pero es que así naci‖. ¿No sería un
desvergonzado?
¡Si tal persona no tiene excusa tampoco tú!
Dices: ―Mi naturaleza es pecaminosa‖. Esa es otra excusa
más. Tanto si tu naturaleza tiende al mal o no, eso no
significa que tus pecados están justificados. Las leyes de
Dios fueron dadas para que cierres tu boca (Romanos 3:19);
pero tú la has abierto para dar excusas.
Recuérdese que en Romanos 2:14, ―los gentiles que no
tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley‖. Y esto
no era malo. También leemos en 1 corintios 11:14 que ―La
naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es
deshonroso dejarse crecer el cabello?‖. Esto tampoco es
malo, para Pablo al menos no era malo. Muchas cosas se
pueden hacer según nuestra naturaleza y no son
pecaminosas. Charles Finney dice: ―Los apetitos, las
pasiones, los deseos, y las propensiones, no son
pecaminosos, aunque son ocasiones para pecar‖.
La culpa del Pecado
Tus pecados son más graves debido al conocimiento que
tienes de la voluntad de Dios. Los siguientes textos muestran
esta verdad: ―¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y
adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si
hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no
hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas.
Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois
hijos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Vosotros
también llenad la medida de vuestros adres! ¡Serpientes,
generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación
del infierno? Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios
y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a
otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de
ciudad en ciudad para que venga sobre vosotros toda la
sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la
sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de
Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De
cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación‖
(Mateo 23:29-36).
De nada te sirve honrar a los profetas o siervos de Dios que
sufrieron por la justicia, ni busques identificarte con ellos
para tener buena reputación, si rechazas las enseñanzas
santas de Cristo y los profetas.
Al rechazar a Cristo y la biblia tal como está, das testimonio
contra ti y eres cómplice con el pecado de otros teniendo el
conocimiento de que no debes hacer lo malo. Eres más
culpable por esto.
"Los hombres hacen propia la culpabilidad de los siglos
pasados, reproducen sus atrocidades, se identifican con ella;
y así es que lo que parece al principio un decreto arbitrario,
el visitar sobre los hijos los pecados de los padres, viene a
ser en semejantes casos un juicio recto. Si se arrepienten
cortan el terrible vínculo de pecado y castigo; pero si se
endurecen en su mal, heredan el castigo aplazado de los
pecados de su padres a la vez que el suyo propio" (Plump).
―Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se
preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos
azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes,
será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado
mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya
confiado, más se le pedirá‖ (Lucas 12:47-48).
Si eres de las personas que leen la biblia todos los días y no
la obedeces te vuelves mas culpable. Y si no la lees sabiendo
que debes de leerla para conocer la voluntad de Dios y su
salvación te vuelves más culpable.
Tus pecados son más graves debido a los eventos que
suceden.
Los sufrimientos, las pruebas, enfermedades y las
desilusiones son los llamados de Dios a tu vida para que
reflexiones. Sin embargo te endureces y amargas sin rendirte
a Cristo. ¿Para hacer lo malo te vuelves valiente? Esto te
hace más culpable.
La salud, riqueza, y educación deben llevarte a amar a Dios.
Pero eres desagradecido y persistes en pisotear las leyes de
Dios. Esto te hace más culpable.
Los riesgos de muerte debieron haberte hecho reflexionar;
sin embargo sigues pisoteando la ley de Cristo, esto te hace
más culpable. ―Algunas veces permite que las vidas de los
hombres pasen por grandes riesgos a fin de que se hallen a
un paso de la muerte; como si en este movimiento de su
providencia hubiera un clarinazo que les advirtiera que se
aproxima su sentencia‖ (Charles Finney).
¿Qué mas esperas que Dios haga por ti? Dios no está
obligado a hacer más por ti. Pero todavía te habla y te dice
que hay perdón.
Si Dios te hablo en sueños del juicio venidero y te mostro
algo de él para impedirte que peques y no consideras los
esfuerzos de Dios para salvarte y vives como un loco por el
pecado que da rienda suelta a sus apetitos carnales, te
vuelves más culpable.
Charles Finney escribió sobre esto: ―Un ejemplo notable de
un sueño en que se podía ver la mano del Señor fue relatado
por el Pastor Edwards. Uno de sus vecinos, un hombre
disoluto, soñó que iba a morir e iría al infierno. No voy a
entrar en circunstancias de lo que según el sueño ocurrió
allí. Basta con decir que en el sueño consiguió permiso para
regresar durante un año a la tierra para ser probado, y se le
dijo claramente que si no se reformaba, dentro de un año
debería regresar al infierno. Al levantarse, y bajo la terrible
impresión del sueño decidió ir a visitar a su pastor, Mr.
Edwards, aquella misma mañana. Edwards le dijo: ―Éste es
un solemne aviso de Dios para su alma. Usted debe hacer 7
caso del aviso y abandonar sus pecados o su alma se perderá
por toda la eternidad.‖ El hombre prometió solemnemente
que lo haría. Al retirarse el hombre, Edwards escribió en su
diario los pormenores de la conversación y naturalmente la
fecha del suceso. El borracho reformó su conducta y todo
fue bien durante un tiempo; asistió a la iglesia y parecía
serio en su propósito, pero antes de poco volvió a las
andadas: empezó otra vez a emborracharse. Un día, estando
borracho, se cayó escaleras abajo en su tienda y se fracturó
el cuello. Mrs. Edwards fue a consultar su diario y halló que
hacía un año aquella misma noche que el hombre había
tenido el sueño. Había sido emplazado y el momento de
rendir cuentas había llegado. No hay duda de que en general
los sueños están bajo el control de leyes psicológicas, y
siguen, aunque con mucha irregularidad, el curso de nuestras
fantasías despiertos, y por esta razón muchas personas no
creen que la mano del Señor obre en ellos; con todo, esta
opinión no es del todo legítima, pues Dios puede, sin duda,
poner su mano sobre la mente que sueña así como sobre la
mente despierta, y en muchos casos se muestra que lo ha
hecho‖.
A menudo el Espíritu de Dios da a los pecadores una visión
impresionante de lo corto del tiempo.
Charles Finney escribió: ―Les hace sentir que esta gran
verdad se aplica con todo poder a ellos, que su propio
tiempo es corto y que con toda probabilidad no tienen
mucho más tiempo de vida‖. Pero ni siquiera esto
consideraste, eso te hace más culpable.
A veces Dios produce la impresión de que el presente es la
última oportunidad del pecador para asegurar su salvación.
Charles Finney escribió: ―No sé cuántos casos de éstos han
sido observados por mí. Casos en que los pecadores han
sentido profundamente que aquella es la última oferta de
misericordia y los últimos esfuerzos que hace el Espíritu a
su favor. Mi observación me ha enseñado en estos casos a
esperar que el resultado comprobará que era un aviso, que
no se trata sino de la voz de Dios, y que Dios no miente al
hombre, sino que le enseña la verdad de modo solemne e
impresionante. ¡Oh, cuánto le conviene al pecador escuchar
y hacer caso de estos avisos a tiempo!‖
¿Es tu última oportunidad? ¿No será grave tu pecado si no
haces caso a Dios siendo que te desea salvación en lugar de
condenación?
Las oraciones, vidas rectas y lágrimas inconsideradas te
hacen más culpable.
Has desobedecido a Dios sabiendo que hay personas que se
preocupan por tu eternidad. Esto también te hace más
culpable. ¿Por qué seguiste el pecado cuando tus amigos,
esposa, hermanos te dijeron afectuosamente que abandones
el pecado?
―Todos los medios que está usando para salvarte están
obrando solo para mal para ti. Dios los usa para bien; pero tú
te maldecirás a ti mismo por los mismos medios por los que
Dios intenta bendecirte‖ (Charles Finney).
Ni los milagros que Dios hace en ti, en tu familia, en tus
amigos y vecinos captaron tu atención.
―Ay de ti, Corazín! Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y
en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido
hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido
en cilicio y en ceniza. Por tanto os digo que en el día del
juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón,
que para vosotras. Y tú, Capernaúm, que eres levantada
hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en
Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos
en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os
digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo
para la tierra de Sodoma, que para ti‖ (Mateo 11:21-24).
Dios hizo todo lo posible para captar tu atención y atraerte a
sus pies. ¿Cómo podrás excusarte en el día del juicio? Esto
te hace más culpable que los habitantes de Tiro, Sidón y
Gomorra.
El pecado es algo que se enseña por medio de la práctica y
te hace más culpable.
Cuando una persona peca contra Dios es visto por otros y
hace que imiten otros lo que haces. Eso te hace más
culpable. Tu testimonio es malo y otros lo imitaran.
Has aprendido a pecar y de manera sagaz has aprendido a
vivir sin culpa alguna.
Dios ha visto las formas de ayudarte a no pecar; pero tú has
visto de muchas formas como podías pecar aun cuando
había impedimentos. Te las ingeniaste para pecar, has visto
la forma de manipular, mentir y tratar mal a los demás y
conseguir egoístamente lo que tus apetitos deseaban
satisfacer. Dios no se ha olvidado de todo esto. Pero no solo
eso, sino que te sientes tranquilo cuando pisoteas la ley de
Dios y te gustaría oír a algún predicador que justificase tus
actos dándole interpretaciones a la biblia que se acomoden a
tu carnalidad con el fin de no sentirte culpable.
¿Cómo puedes tener tanto pecado en tu corazón y no sentirte
culpable?
Los esfuerzos del Dios bondadoso han sido tantos, ¡no se
qué más se puede hacer por ti!
Tú puedes conocer la gravedad de tu pecado.
No en su totalidad, pero si puedes ver lo grave que es el
pecado, lo suficiente para arrepentirte. En realidad eres peor
pecador de lo que crees ser. Charles Finney dice: ―Ningún
ser humano puede vivir al ver la dimensión real de sus
pecados. En su misericordia Dios no permite a sus criaturas
ver lo peor, el corazón desnudo del ser humano. La culpa del
pecador es mucho mayor de lo que jamás pueda pensar, y su
peligro mayor de lo que supone. Si los viera tal y como son,
no sobreviviría ni un momento‖.
Cuando una persona permite que Dios lo examine (Salmo
139:23) poniendo la biblia frente a sus ojos, se puede dar
cuenta de su verdadero carácter y lo espantoso que es el
pecado.
Si Vieras la santidad de Dios y Él te viera gritarías: ―hay de
mí que soy hombre muerto, porque he visto la santidad y la
santidad ha visto pecado‖. Dios en su misericordia nos
permite solo conocer su Santidad por la Revelación bíblica
porque de otra manera podríamos morir. Dios permitió a
algunos ver su Gloria Santa, pero siempre tuvieron pánico
por haber visto la santidad de Dios. Ojala tengas la dicha de
conocer la santidad de Dios de cualquier manera sin que
tengas que morir y te arrepientas de todo tu pecado. Lee la
biblia y reconoce que eres pecador de todo tu corazón.
Cada día que vives y respiras pecando sin arrepentirse
añades castigo para ti. Romanos 2:5 dice: "Mas por causa de
tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás
acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación
del justo juicio de Dios".
RECONOCE QUE EL CASTIGO JUSTO POR TUS
PECADOS ES EL CASTIGO ETERNO
El pecado te ha deslumbrado, pero no te ha mostrado las
consecuencias. Charles Finney declaro: ―Ninguna pena
menor que infinita puede ser una expresión adecuada del
desagrado de Dios contra el pecado y de su decisión a
resistirlo y castigarlo‖.
"Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y
homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos
los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con
fuego y azufre, que es la muerte segunda‖ (Apocalipsis
20:8).
El castigo eterno es terrible, pues Dios te dejara en
vergüenza y estarás confundido perpetuamente (Daniel
12:2). Este lugar es un lago de fuego (Apocalipsis 19:20;
20:15). Estarás atormentado en llamas (Isaías 66:24). Este
fuego nunca se apaga (Mateo 3:12; Marcos 9:43). Es un
tormento eterno (Mateo 25:46). Estarás perdido
(1Tesaloniocenses 1:9). Estarás excluido de la presencia de
Dios (2 Tesalonicenses 1:9) sufriendo la pena eterna.
¡Oh amigo! ¡La paga por tu pecado es la desgracia sin fin!
Jonathan Edwards escribió: ―No habrá fin para esta aguda y
horrible miseria. Cuando mires hacia delante, veras un largo
para siempre, una duración infinita ante ti, la cual tragara tus
pensamientos, y sorprenderá tu alma; y estarás
absolutamente desesperado de no tener liberación‖.
¡Cuán horrible es nuestra culpa y cuan terrible nuestro
castigo!
―El dios débil indulgente que se pasa el tiempo perdonando
los mas groseros pecados sin que su justica intervenga
jamás, es, en realidad, un ídolo. Es un dios falso, por
aquellos que viven y se complacen en sus pecados, con un
desconocimiento absoluto del Dios de la biblia. La escritura
nos revela a Aquel que es a la vez Dios de amor y Dios de
santidad. En su amor el Padre ha entregado a su hijo para
salvarnos. Pero el que desprecia su amor, conocerá el fuego
terrible de su justicia. Horrenda cosa es caer en manos del
Dios vivo (Hebreos 10:26-31) La historia de la humanidad
en general y la de Israel en particular, muestran como los
juicios de Dios son terribles. Aquel que hirió a las
generaciones del diluvio, de Sodoma, de Egipto, de
Babilonia, de Jerusalén, no es desde luego el ―buen dios‖. Es
simplemente, el Dios que ha tratado, con un amor y una
paciencia incomprensibles, de salvar a todas sus criaturas,
reservándose el derecho de dar cumplimiento un día a sus
advertencias‖ (René Pache).
Y mis buenas obras ¿Qué de ellas? ¿No me pueden salvar de
este terrible castigo?
No amigo, no te pueden salvar. Has hecho obras que ―son
buenas‖ pero con malas motivaciones, por eso para Dios
nuestras ―buenas obras‖ son obras malas.
Si fuesen todas tus obras puras y sin contaminación,
tampoco podrías ser salvo, porque has pecado. Las buenas
obras por muy santas y numerosas que fueren no quitan el
pecado.
No te sirve de nada decir que has hecho más bien que mal.
Lo que tienes que probar a Dios para ser salvo del castigo
eterno es que nunca has pecado, ni siquiera una vez. Tienes
que demostrar a Dios que eres perfecto y que has obedecido
toda la ley hasta la última tilde. Solo cuando demuestres esto
serás salvo por tus meritos.
De nada te sirve que seas el premio nobel de la paz, que
hayas salvado la vida a diez mil personas o que hayas
vendido todos tus bienes y se los hayas dado a los pobres.
Tu pecado exige y grita al cielo pidiendo castigo, no
importando si para ti es un pecadillo. Dios es el que dice que
el castigo eterno es la paga justa por el pecado.
Si no estás recibiendo castigo eterno es porque Dios
misericordiosamente ha postergado el día de la ejecución
¡nada más!. Desde el momento en que hemos pecado
deberíamos de haber sido separados de la presencia de Dios
recibiendo castigo eterno, pero en su misericordia Dios nos
deja vivos. ―Por la misericordia de Jehová no hemos sido
consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad‖
(Lamentaciones 3:22-23).
―El que en El cree, no es condenado; pero el que no cree, ya
ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios‖ (Juan 3:18).
¡Pero querido amigo hay buenas noticias!
JESUS CANCELÓ NUESTRAS DEUDAS EN LA CRUZ
CUANDO MURIÓ EN NUESTRO LUGAR PARA QUE
NO TENGAMOS QUE PAGARLAS Y RESUCITO AL
TERCER DIA VICTORIOSO
¡Nuestro señor Jesús cancelo tus deudas! ¡Estas son buenas
noticias! ¡Puedes ser salvo de la condenación eterna!
Todos los que creen en Jesucristo como su salvador (Juan
1:12; 3:16; 5:24; Hechos 16:31) llegan a ser salvos de recibir
el castigo eterno. El creer en Jesús como el salvador no es
meritorio pero es necesario para ser salvos de la
condenación eterna. Ni el arrepentimiento ni la fe en Cristo
son meritorios. Nada te gana la salvación del castigo eterno, 9
pero debes de arrepentirte y tener fe en el Cristo que pago
tus pecados en la cruz.
Para ser salvos del castigo eterno no podemos hacer meritos.
Podemos arrepentirnos y tener fe en Cristo, pero si
pensamos que nos merecemos la salvación por esto,
entonces no podemos ser salvos, la salvación es gratis. Solo
la recibes por fe con un corazón arrepentido. Pero nada de
esto es meritorio.
¿Qué significa creer en Cristo?
Creer en Jesús es confiar (reconociendo nuestra impotencia
para salvarnos) en que El ha pagado la multa por nuestros
pecados y ha practicado la obediencia para ponerla en
nuestra cuenta.
Cuando crees en Cristo, Dios te imputa su justicia. En
Romanos 5:12, 14, 18, 19 leemos: ―12 Por tanto, como el
pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la
muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos pecaron. 14 No obstante, reinó la muerte desde Adán
hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la
transgresión de Adán, el cual es figura del que había de
venir. 18 Así que, como por la transgresión de uno vino la
condenación a todos los hombres, de la misma manera por la
justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de
vida. 19 Porque así como por la desobediencia de un hombre
los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la
obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos‖.
(Vease también Romanos 4: 11).
―Por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos
justos‖. Esta parte del texto que hemos citado nos dice que
―por la obediencia de uno‖, el cual es Cristo, ―los muchos‖,
es decir los que creen en Cristo, serán constituidos justos.
La obediencia de Cristo, es decir su justicia, se nos acredita,
se pone a nuestra cuenta cuando creemos en El. Cuando
creemos en Cristo Dios nos declara justos por la obediencia
de Cristo.
Juan Bunyan dijo: ―Un día, mientras paseaba por el campo,
esta oración derribó mi alma. La justicia de Dios está en el
cielo. Y me pareció, además, ver con los ojos de mi alma a
Jesucristo a la diestra de Dios, en ese momento, dije: él fue
mi justicia; así que donde quiera que yo esté o cualquier
cosa que esté haciendo, Dios no puede decir de mí: «A él le
falta mi justicia»; porque la justicia de Dios está siempre
delante de mí. También vi, por otra parte, que no era la
buena disposición de mi corazón la que determinaba que mi
justicia fuera mejor, ni tampoco era mi mala disposición la
que determinaba que mi justicia fuera peor, sino que mi
justicia era el mismo Jesucristo, ―Jesucristo es el mismo ayer
y hoy y por los siglos‖ (Hebreos 13:8). Ahora sí se
rompieron las cadenas de mis pies. Ahora sí fui liberado de
mis aflicciones y grilletes; ahora sí desaparecieron mis
tentaciones;…regreso a casa regocijándome en la gracia y el
amor de Dios‖ (John Bunyan, Grace Abounding to the Chief
of Sinners, [Hertfordshire: Evangelical Press, 1978, orig.
1666], pp. 90-91).
―Pero tengamos cuidado de que no perdamos la clara e
inevitable implicación de este término. Si yo digo "Voy a los
Estados Unidos de América del Norte", entonces
necesariamente estoy indicando que yo dejé otro país para
llegar allí. Venir a Cristo no involucra únicamente el
abandono de todo objeto falso de confianza, también incluye
el abandono de todos los demás competidores de nuestro
corazón…En su libro "Ven y Bienvenido seas a Jesucristo",
John Bunyan escribió: El "Venir a Cristo" está asistido con
un honesto y sincero abandono de todo por El‖ (Arthur
Pink).
La muerte de Jesús fue un sacrificio por nuestros pecados.
Antes de ser crucificado en la cruz Jesús sudo sangre. ―y se
le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en
agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como
grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra…‖ (Lucas
22:43-44). Esta condición es conocida en la medicina como
―hematohidrosis‖ (sudor de sangre). Este fenómeno es muy
raro, pero perfectamente documentado y que ocurre en
condiciones excepcionales. El Dr. Le Bec escribe: ―Es un
agotamiento físico,…consecuencia de una emoción
profunda, de un miedo atroz‖ (Le supplice de la Croix,
Paris, 1925).
El pagó por nuestros pecados, recibiendo nuestro castigo
para que nosotros no tuviéramos que pagarlos. ―Mas él
herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga
fuimos nosotros curados‖ (Isaías 53:5).
Jesús llevo nuestros pecados en su cuerpo (1 Pedro 2:24)
sufriendo la fatal condena por nosotros. El fue azotado y
crucificado (Mateo 27:26), fue desfigurado su rostro (Isaías
52:14).
El azote con el que le flagelaron fue el horrible flagellum
taxillatum, compuesto básicamente de un bastón con tiras de
cuero. Cada punta de cada tira se encontraba llena de
pedazos de hueso y de plomo.
Jesucristo no solo fue castigado duramente, sino que El
Padre lo desamparo. "Y desde la hora sexta hubo tinieblas
sobre toda la tierra hasta la hora novena. Cerca de la hora
novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lama
sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?" (Mateo 27:45-46).
Era como si Dios el Padre rechazaba a Dios el Hijo. Dios El
Padre castigaba a Dios El Hijo en nuestro lugar, pero el más
grande castigo era cuando Dios abandonaba a su Hijo.
¡Aunque Jesús murió, y fue abandonado por El Padre, al
tercer día resucitó! ¡Su tumba está vacía y se ha sentado a la
diestra del Padre! ¡Ven al Cristo resucitado y abandónate a
El que hay perdón para ti y justificación! ¡Jesús ya pago tu
deuda y obedeció para poner a tu cuenta su justicia perfecta!
¿Pero porque tuvo que sufrir tanto derramando su sangre por
nosotros? ¿No era suficiente con que nos arrepintamos y
Dios nos perdonara del castigo eterno? No. No era suficiente
porque si Dios nos perdonara el castigo su justicia quedaría
burlada. Por lo tanto para que la justicia de Dios sea honrada
y para que Dios mostrase su misericordia a la humanidad era
necesario que alguien sea castigado en nuestro lugar 10
derramando sangre, ya que ―Sin derramamiento de sangre
no se hace remisión (perdón)‖.
Dios dio a su propio Hijo y Jesús no rehusó ir a la cruz para
pagar nuestra deuda.
¡No muera sin ser salvo querido amigo! Cristo ya hizo todo
por ti, debes correr a Cristo y abandonarte a El renunciando
tus pecados para siempre.
Si crees sinceramente que Cristo te amo y por amor murió
por ti, entonces le amaras y le obedecerás. Una vida de
desobediencia es señal de que no crees en El. ―La fe es
aquello sin lo cual no se puede recibir el evangelio; y el
arrepentimiento es aquello sin lo cual no se puede recibir sin
fingimiento‖ (Juan Bunyan).
¡Ahora puedes gritar por misericordia ya que se honro la
justicia de Dios! ¡Todavía estas a tiempo para hacerlo! ¡No
mueras sin ser salvo de esta espantosa condenación! ¡Confía
en Cristo como tu salvador y arrepiéntete de tus pecados!
―Ahora Dios está presto a tener piedad de ti; este es un día
de misericordia; puedes gritar ahora con el aliento de
obtener misericordia. Pero cuando el día de misericordia
pase, tus gritos y chillidos de lamento y dolor serán en vano;
estarás enteramente perdido y alejado de Dios, como para
que nadie se interese en tu bienestar‖ (Jonathan Edwards)
―El vasto mar del sacrificio propio del amor de Jesucristo es
tan profundo que pueden hundirse en el todas las montañas
de nuestros pecados‖ (Charles Spurgeon).
―Aunque el numero de tus pecados haya sido como la arena
del mar y sientas que tus pecados clamen al cielo por
venganza, Dios es compasivo y borrara tus pecados. Solo
tienes que creer en Cristo. No importa si tus pecados
resuenan más alto que tus oraciones, si te acercas a Dios y te
abandonas a Él, todo pecado será cubierto por la sangre de
Cristo‖ (Anónimo).
El te ama así como estas. No tienes que ganar su amor. Solo
tienes que creer en Cristo y arrepentirte de tus pecados y
abandonarlos para siempre.
No hay pecado que El no pueda perdonar, Tus pecados no
son más grandes que las misericordias de Dios, pensar que
Dios no te puede perdonar es un insulto al sacrificio de
Cristo. El Señor Jesús te espera con sus brazos abiertos, no
rechaces su salvación. Abandónate a Él, pues no hay
salvación en que puedas confiar. Solo tienes que
abandonarte a Cristo porque El y solo El pagó por tus
pecados.
No sabes cuando has de morir, sin embargo vives como si
no te pudiera tocar la muerte. Dices que puedes morir en
cualquier momento, pero no crees lo que afirmas. Vives
como si tuvieras todas las oportunidades y no sabes si esta
misma noche te sorprenderá la muerte.
Más o menos cada día mueren 150 mil personas en el
mundo. La muerte es segura. Usted un dia morirá, porque
―está establecido que los hombres mueran‖ (Hebreos 9:27).
¡Pecador no muera sin Jesucristo!
Jonathan Edwards escribió: ―La prudencia y el cuidado de
los hombres naturales para preservar sus propias vidas, o el
cuidado de otros para preservarlos a ellos, no les brinda
seguridad en ningún momento… Hay la clara evidencia de
que la propia sabiduría de los hombres no es seguridad para
ellos cuando están frente a la muerte; si fuera de otra manera
veríamos alguna diferencia entre los hombres sabios y
políticos y los demás con respecto a su propensión a una
muerte temprana e inesperada; pero ¿cómo es esto en los
hechos? "También morirá el sabio como el necio"
(Ecl.2:16)…La mayoría de esos que hasta ahora han vivido
bajo los mismos medios de gracia y han muerto, han ido
indudablemente al infierno; la razón no es que ellos no eran
tan sabios como los que ahora están vivos; no fue porque no
planearon cosas que les aseguraran su escape. Si pudiéramos
hablar con ellos, y preguntarles, a uno por uno, si ellos
esperaban cuando estaban vivos y cuando oían hablar acerca
del infierno que serían objetos de esa miseria,
indudablemente escucharíamos uno por uno contestar: "No,
yo nunca pretendí venir aquí; había dispuesto las cosas de
otra manera en mi mente; pensé haber planeado el bien para
mí; proyecté un buen modelo. Intenté tomar un cuidado
eficaz; pero vino sobre mí inesperadamente. No lo esperaba
en ese momento y de esa manera; vino como un ladrón. La
muerte me burló. La ira de Dios fue demasiado rápida para
mí. 0h mi maldita insensatez! Me estaba engañando y
agradando con sueños vanos acerca de lo que yo haría en el
más allá; y cuando me encontraba diciendo, 'paz y
seguridad, 'vino sobre mi destrucción repentina" (Pecadores
en manos de un Dios airado).
El Millonario Ted Turner, dijo en una entrevista, ―Estoy
esperando mi muerte y ser mandado al infierno. Es allí
dónde debo estar‖. El ateo Robert Green Ingersoll dijo de la
doctrina del infierno: ―No me gusta esta doctrina, la odio, la
desprecio, ¡la desafío!‖. Ted Turner y Robert Green
Ingersoll son unos necios, no sigas sus caminos, ni sus
locuras.
Si rechaza el regalo de vida eterna a través de Jesucristo ¡un
día usted estará en el infierno!
¿Ha habido un momento y lugar en su vida, cuando recibió
al Señor Jesucristo como su Salvador personal? Si usted no
recibió a Jesús como su Salvador, ni se arrepintió de sus
pecados, ahora hágalo. Asegúrate de ser salvo, no descanses
hasta hallar paz. ¡Hazlo ya, y bautízate en señal de que te
has unido a Cristo!
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