Por Danny Totocayo
―30 Por tanto, a cada uno de ustedes, los israelitas, los juzgaré según su conducta. Lo afirma el Señor omnipotente. Arrepiéntanse y apártense de todas sus maldades, para que el pecado no les acarree la ruina.31 Arrojen de una vez por todas las maldades que cometieron contra mí, y háganse de un corazón y de un espíritu nuevos. ¿Por qué habrás de morir, pueblo de Israel? 32 Yo no quiero la muerte de nadie.
¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente‖ (Ezequiel 18:30-32, Nueva Versión Internacional).
―30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan‖ (Hechos 17:30, Reina-Valera 1960).
―¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?‖ (Romanos 2:4, Reina-Valera 1960).
¿QUÉ ES ARREPENTIMIENTO?
Creo que a la luz de la biblia el arrepentimiento implica tanto el cambio de mente, el cambio de sentimientos y el cambio de conducta.
En el Antiguo Testamento existen dos palabras que se traducen como arrepentimiento.
1. Nacham. Que significa volverse, estar arrepentido por, lamentar/arrepentirse de.
The Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament (Léxico hebreo y arameo del Antiguo
Testamento) por Koehler, Baumgartner, Richardson y Stamm dice que nacham significa: ―lamentarse, llegar a deplorar algo, arrepentirse‖ como en Job 42:6: ―Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza.‖
2. Shub. Que significa volverse, apartarse, alejarse, etc.
Con respecto a shub, que significa ―volverse‖, The Theological Wordbook of the OT dice: ―La Biblia abunda en expresiones idiomáticas que describen la responsabilidad del hombre en el proceso de arrepentimiento. Tales frases incluyen los siguientes: ‗inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel‘ (Josué 24:23), ‗circuncidaos a Jehová‘ (Jeremías 4:4), ‗lava tu corazón de maldad‘ (Jeremías 4:14),
‗haced para vosotros barbecho‘ (Oseas 10:12), etc. No obstante, todas las expresiones de la actividad penitencial del hombre se suman y resumen en este verbo único: shub. Porque combina en sí, mejor que ningún otro verbo, los dos requisitos del arrepentimiento: volverse del mal y volverse hacia lo bueno‖.
En el Nuevo Testamento existen dos palabras que se traducen como arrepentimiento.
1. Metanoeo. Según el Analytical Lexicon of the Greek New Testament (Léxico analítico del Nuevo Testamento griego) por Friberg, Friberg y Miller, metanoeo es usado ―predominantemente en relación con un cambio religioso y ético en el modo de creer en cuanto a dos actos: arrepentirse, cambiar de idea, convertirse (Mateo 3:2)‖.
2. Metanoia. Significa ―un cambio de idea que lleva a un cambio en la conducta‖. Aparece 22 veces en el nuevo testamento. ―…te guía al arrepentimiento?‖ (Ro. 2:4). Este texto en su contexto nos habla de una vida limpia sin hacer lo que hacen los pecadores.
3. Metamelomai. Esta palabra es traducida por arrepentirse en la biblia, la cual será mejor si se traduce por
―remordimiento‖.
Aquí algunos textos:
―Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que Jesús había sido condenado, sintió remordimiento y devolvió las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos‖ (Mateo 27: 3. Biblia de las Americas).
―Aun cuando me pesó‖ (2 Corintios 7:8).
No es suficiente cambiar de idea y tener dolor. El arrepentimiento implica un cambio de vida.
El arrepentimiento es el cambio de opinión que va seguido de un cambio de sentimiento y que da frutos buenos.
¿EN QUE CONSISTE ESTE CAMBIO EN LA MANERA DE PENSAR?
1. Este cambio en tu manera de pensar implica que no justificaras tus pecados por causa de otros. No dirás, ―Mi padre me dio de beber, el fue piedra de tropiezo para mi, por eso soy un bebedor‖. Tampoco puedes decir, ―Mi padre me abandono, por eso soy delincuente‖. El que se ha arrepentido ha cambiado en su manera de pensar y no se justifica, ni pone excusas. Rechaza todas sus excusas y acepta su culpabilidad. El sufrimiento, las tentaciones, la maldad de otros, o lo que sea no es excusa para haber desobedecido a Dios.
2. Este cambio en tu manera de pensar implica que aceptas que Dios es justo en todos sus tratos y decisiones. No puedes culpar a Dios en nada, Dios puede entender que puedas estar
enojado con El, pero cuando te arrepientes dejas de luchar con Dios y aceptas su voluntad y te sometes a Él.
3. Este cambio implica que Dios demanda una vida de santidad para pasar la eternidad con El. No puedes pensar que puedes hacer lo malo e ir al cielo. No puedes pensar que puedes ser racista, homosexual, fornicario, adultero, bebedor, mentiroso, blasfemo, indecente en tu manera de vestirte, e ir al cielo.
4. Un cambio de opinión con respecto al merecimiento del pecado. El que se ha arrepentido sabe que la paga justa por el pecado es el castigo eterno. Este cambio implica que has entendido que Dios fue ofendido infinitamente por tu pecado. El castigo eterno es justo porque es Dios el ser más valioso el que ha sido ofendido.
¿EN QUE CONSISTE ESTE CAMBIO DE SENTIMIENTOS?
El que se ha arrepentido en lugar de amar el pecado, lo aborrece. Ya no ama el mundo, ni el pecado, lo odia de todo su corazón.
Charles Finney dice: ―Al que se ha arrepentido verdaderamente el pecado le parece algo muy diferente que a aquel que no se ha arrepentido. En vez de mirarlo como una cosa deseable o fascinante, le parece algo aborrecible, detestable, y se asombra de que él hubiera deseado algo así. Los pecadores impenitentes pueden mirar al pecado y ver
que está destruyéndoles, porque Dios va a castigarles por
este pecado; pero, después de todo, parece tan deseable en
sí; lo aman tanto, que no quieren separarse de él. Si el
pecado pudiera terminar en la felicidad, ésta sería su porción
definitiva. Pero, para el otro, el que se arrepiente, es
diferente; éste mira su propia conducta como algo
aborrecible. Mira hacia atrás y exclama: "¡Qué detestable,
qué odioso, cuán digno del infierno; y esto estaba antes en
mi!"‖ (El verdadero arrepentimiento).
¿CUÁLES SON ESTOS FRUTOS?
Charles Finney dice:
1. Cuando el arrepentimiento es genuino, la disposición para
volver a pecar desaparece. Si te has arrepentido de veras ya
no amas el pecado; no te abstienes de él por miedo, no lo
evitas por el castigo, sino que lo odias. ¿Qué dices tú a esto?
¿Tienes la seguridad que tu disposición a cometer el pecado
ha desaparecido? Mira a los pecados que acostumbrabas
practicar cuando eras impenitente, ¿qué tal te parecen ahora?
¿Te parecen agradables? ¿Te gustaría volver a practicarlos si
te atrevieras? Si es así, si te queda la disposición para pecar,
es que sólo has sido redargüido de pecado. Tus opiniones
sobre el pecado pueden haber cambiado, pero si permanece
el amor al pecado, ten la absoluta certeza de que eres todavía
un pecador impenitente.
2. El arrepentimiento genuino obra una reforma de la
conducta. Permíteme ahora preguntarte si estás realmente
reformado. ¿Has abandonado tus pecados? ¿O los estás
practicando todavía? Si es así, todavía eres un pecador. No
importa cuánto haya cambiado tu mente, si no ha traído un
cambio de conducta, tu reforma real no es arrepentimiento
según Dios, o sea, el que Dios aprueba.
3. El arrepentimiento, cuando es verdadero y genuino,
conduce a la confesión y a la restitución. El ladrón no se ha
arrepentido en tanto que guarda el dinero que ha robado.
Puede tener convicción de pecado pero no arrepentimiento.
Si se ha arrepentido, ha devuelto el dinero. Si tú me has
estafado y no me devuelves Io que me has quitado
injustamente, o si has injuriado o perjudicado a alguien y no
has rectificado el daño que causaste, por lo que a ti te afecta,
no te has arrepentido verdaderamente.
4. El verdadero arrepentimiento es un cambio permanente de
carácter y de conducta. El amor al pecado es
verdaderamente abandonado. El individuo que se ha
arrepentido verdaderamente, que ha cambiado sus opiniones
y sus sentimientos, ya no cambiará otra vez, no volverá a
amar el pecado.
¿CÓMO SE PUEDE RECONOCER SI SU
ARREPENTIMIENTO ES FALSO?
Charles Finney dice:
1. No se funda en un cambio de opinión como el que se ha
especificado pertenece al verdadero arrepentimiento. El
cambio no es en puntos fundamentales. Una persona puede
ver las malas consecuencias del pecado en un punto de vista
mundano, y puede estar lieno de consternación. Puede ver la
forma terrible en que afecta su carácter, o pone en peligro su
vida; que si algo de su conducta escondida fuera
descubierto, sufriría la vergüenza y el oprobio y esto le llena
de temor y malestar. Es muy común que haya personas que
tengan esta clase de tristeza del mundo, cuando haya alguna
consideración mundana en el fondo de todo.
2. El falso arrepentimiento está fundado en el egoísmo.
Puede tratarse de un fuerte sentimiento de pena, en la mente
del individuo, por haber hecho lo que ha hecho, porque ve
las malas consecuencias que le va a producir, porque le hace
sentir desgraciado, o le expone a la ira de Dios, o perjudica a
su familia o sus amigos, o porque produce daño para él, en
el tiempo o en la eternidad. Todo esto es puro egoísmo.
Puede sentir remordimiento de conciencia, un
remordimiento que le roe y le consume, y no ser verdadero
arrepentimiento. Puede llegar a ser temor --un temor
espantoso, profundo-- de la ira de Dios y los tormentos del
infierno, y con todo ser puramente egoísta, y en todo ello no
sentir un firme odio al pecado, y no haber sentimientos en su
corazón de que correspondan a las convicciones del
entendimiento en relación con la infinita maldad del pecado.
3. Deja los sentimientos sin cambiar. Deja en el corazón una
disposición para el pecado intacta y sin someter. Los
sentimientos en cuanto a la naturaleza del pecado no han
cambiado, y el individuo todavía siente el deseo de pecar. Se
abstiene de hacerlo, no porque lo aborrece, sino porque teme
sus consecuencias.
4. Lleva a la muerte. Lleva a un disimulo hipócrita. El
individuo que ha pasado por un verdadero arrepentimiento
está dispuesto a que se sepa que se ha arrepentido, que era
un pecador. El que sólo tiene un falso arrepentimiento da
toda clase de excusas y mentiras para encubrir sus pecados y
se da vergüenza de su arrepentimiento. Cuando se le llama
al banco de los penitentes cubre sus pecados con toda clase
de excusas, tratando de disimularlos, y de atenuar su
gravedad. Si habla de su conducta pasada siempre lo hace en
términos suaves y favorables. Se ve en él una constante
disposición a encubrir su pecado. Este arrepentimiento
conduce a la muerte. Le hace cometer un pecado tras otro.
En vez de una sincera expresión sentida y franca, con el
corazón abierto, se ve un palabreo, un alisar y disimular las
cosas, atenuándolas de tal forma que la confesión se
convierte en no confesar nada.
27
5. El falso arrepentimiento produce sólo una reforma parcial
de la conducta. La reforma que produce la tristeza del
mundo se extiende sólo a las cosas de las cuales el individuo
ha sido redargüido con fuerza. El corazón no ha cambiado.
Se ve que evita sólo aquellos pecados cardinales de los
cuales se ha mostrado la evidencia en él. Observa este joven
convertido. Si está engañado, hallarás que sólo hay un
cambio parcial en su conducta. Ha sido reformado en ciertas
cosas, pero hay muchas cosas malas cuya práctica aún
continúa. Si entras en intimidad con él, en vez de hallar que
está temblando y ojeando la aparición del pecado por todas
partes, y rápido para descubrir todo lo que sea contrario al
espíritu del Evangelio, se le ve, quizás estricto con respecto
a ciertas cosas, pero flojo en su conducta y laxo en sus
opiniones y miras en otros puntos, y muy lejos de manifestar
un espíritu cristiano respecto a todo pecado.
6. En general, la reforma producida por una tristeza falsa es
temporal incluso en aquellas cosas que han sido reformadas.
El individuo está recayendo continuamente en sus antiguos
pecados. La razón es que la disposición a pecar no ha
desaparecido, sólo está detenida o restringida por el temor, y
tan pronto como tiene esperanza y pertenece a la iglesia, y
está corroborado de modo que sus temores han menguado,
se le ve gradualmente recayendo en sus antiguos pecados.
Esta fue la dificultad de la casa de Israel, que les hizo caer
constantemente en la idolatría y otros pecados. Sólo tenían
tristeza del mundo. Se ve ahora en todas partes en la iglesia.
Los individuos se reforman durante un periodo, entran en la
iglesia y recaen en sus viejos pecados. Se dice que esto es
enfriarse en la religión, y volverse atrás, y cosas así, pero la
verdad es que siempre han amado el pecado, y cuando se les
ofrece la ocasión, vuelven a él, como la puerca se revuelca
en el fango, porque no deja de ser lo que era.
7. Es una reforma forzada. La reforma producida por el falso
arrepentimiento no es sólo una reforma parcial y una
reforma temporal, es también una reforma forzada y
obligada. La reforma del que se ha arrepentido de veras es
del corazón; ya no tiene disposición para el pecado. En él se
cumple la promesa de la Biblia. Halla en realidad que: "Los
caminos del sabio son placenteros; todas sus sendas son
paz." Encuentra que el yugo del Salvador es fácil y la carga
es ligera. Ha notado que los mandamientos de Dios no son
gravosos, sino que llenan de gozo. Que son más deseables
que el oro, sí, más que el oro afinado; más dulces que la
miel y que la que destila del panal. Pero esta clase de
arrepentimiento espurio es muy diferente: es un
arrepentimiento legal, el resultado del temor y no del amor;
un arrepentimiento egoísta, lejos del cambio de corazón
voluntario, libre, desde el pecado a la obediencia. Si hay
algunos individuos aquí que tienen esta clase de
arrepentimiento saben bien que no se abstienen del pecado
porque están decididos a hacerlo, porque lo odian, sino que
lo hacen por otras consideraciones. Se trata de que la
conciencia interfiere y se lo impide, o es el temor de que
pueden perder su alma, o perder su esperanza, o perder su
carácter más bien que el aborrecer el pecado o amar el
deber. Estas personas necesitan ser empujadas al
cumplimiento del deber por medio de un pasaje expreso de
la Escritura, pues de lo contrario hallan excusas para el
pecado, y se escabullen del deber, y creen que no pasa nada
con hacerlo. La razón es que aman sus pecados y si no es
porque no se atreven a quebrantar descaradamente el
mandamiento expreso de Dios, practicarían el pecado.
Cuando hay verdadero arrepentimiento no pasa esto. Si hay
algo que parece contrario a la gran ley del amor, la persona
que tiene verdadero arrepentimiento lo aborrece y lo evita,
tanto si existe un mandamiento expreso de Dios sobre
aquello o no existe. Muéstrame un hombre así, y te diré que
no tiene necesidad de mandamientos para abstenerse de
beber bebidas fuertes o traficar con ellas. Esto es contrario a
la gran ley de la benevolencia y él no la infringiría, como no
robaría, blasfemaría o cometería ninguna otra abominación.
De modo que el hombre que tiene verdadero arrepentimiento
no necesita que le digan. "Así dice Jehová", para abstenerse
de oprimir a su prójimo, porque no haría nunca nada malo.
¿Cuán ciertamente aborrecería cualquier cosa de este tipo sí
se hubiera arrepentido verdaderamente del pecado.
8. Este arrepentimiento espurio conduce a un sentimiento de
justificación propia. El individuo que tiene este
arrepentimiento puede saber que Jesucristo es el único
Salvador de los pecadores y puede profesar que cree en Él y
que solamente confía en Él para la salvación, pero, después
de todo, está en realidad poniendo diez veces más su
confianza en su reforma que en Jesucristo, con miras a su
salvación. Y si quiere observar su propio corazón se dará
cuenta de ello. Puede que espere la salvación de Cristo, pero
de hecho insiste más en reformarse, y su esperanza está
fundada más en esto que en el sacrificio de Cristo. Está
remendando su propia justificación.
9. Conduce a una falsa seguridad. El individuo supone que
la tristeza del mundo que ha tenido es el verdadero
arrepentimiento, y confía en ella. Es un hecho curioso que,
en tanto que he podido averiguar el estado mental de esta
clase de personas, parece que dan por sentado que Cristo las
salvará porque han sentido tristeza por sus pecados, aunque
no son conscientes de que hayan sentido que descansan en
Cristo. Han sentido tristeza, y esto les ha dado alivio. Se han
sentido mejor y ahora esperan ser salvos por Cristo, cuando
su propia conciencia les enseña que nunca han confiado de
corazón en Cristo.
10. Endurece su corazón. El individuo que tiene esta clase
de tristeza se vuelve más duro en su corazón, en proporción
al número de veces que ha ejercido esta tristeza. Si tiene
emociones fuertes de convicción de pecado y su corazón no
ha sido quebrantado y han fluido al exterior, las fuentes del
sentimiento se van secando, y su corazón es cada vez más
difícil de alcanzar. Considera un cristiano real, que se ha
arrepentido de veras, y cada vez que se da cuenta de esto va
postrándose más y más delante de Dios, y se vuelve más
afectado, más emocionado, más tierno, y más sumiso a la
bendita Palabra de Dios, en tanto que vive, y por toda la
eternidad. Su corazón entra en el hábito de ir a compás de
las convicciones de su entendimiento y se vuelve más dócil
y tratable, como un niño.
Aquí hay la gran diferencia. Las iglesias o los miembros
individuales, que tiene sólo este arrepentimiento del mundo
pasan por un avivamiento, se despiertan y se alborozan y
luego se enfrían otra vez. El proceso se puede repetir, y se
hallará que está vez son más y más difíciles de despertar,
hasta que finalmente se vuelven tan duras como el pedernal,
y ya no pueden ser avivadas otra vez. En oposición a estas
iglesias hay las iglesias y los individuos que han 28
experimentado el verdadero arrepentimiento. Si éstos pasan
por avivamientos sucesivos, se halla que cada vez son más
tiernos y maduros hasta que llega un momento en que
cuando oyen el toque de la trompeta del avivamiento, ya
chisporrotean y arden, dispuestos para el trabajo.
Esta distinción es tan evidente como la que hay entre la luz y
las tinieblas. Se puede observar entre las iglesias y entre los
miembros de las iglesias. El principio se ve ilustrado en los
pecadores que, después de haber pasado por varios
avivamientos acaban burlándose de la religión, y aunque los
cielos envíen nubes de misericordia sobre sus cabezas, no
hacen caso o las rechazan. Es lo mismo en las iglesias y los
miembros; si no tienen el verdadero arrepentimiento cada
nueva excitación endurece más su corazón y hace más difícil
que sean alcanzados por la verdad.
11. Cauteriza la conciencia. Es probable que estas personas
al principio sientan inquietud cuando la verdad ilumina su
mente. Puede que no tengan tanta convicción como un
cristiano real. Pero el cristiano real está lleno de paz al
mismo tiempo que las lágrimas fluyen de su convicción de
pecado. Y cada nueva convicción les hace más cuidadosos,
vigilantes, tiernos, hasta que su conciencia se vuelve como
la niña del ojo, tan sensible que la misma apariencia de mal
les ofende. Pero la otra clase de tristeza, que no conduce a
una renuncia sincera del pecado, deja el corazón más duro
que antes, y poco a poco cauteriza la conciencia como haría
un hierro candente. Esta tristeza produce muerte.
12. Rechaza a Jesucristo como base de su esperanza. El
depender de la reforma, o de la tristeza, o de lo que sea, no
conduce a confiar en Jesucristo, de tal modo que el amor de
Cristo les constriña a trabajar todos los días de su vida por
Cristo.
13. Es pasajero, temporal. Esta clase de arrepentimiento es
aquel del que uno se arrepiente. Poco a poco, se hallará que
estas personas acaban avergonzándose de los sentimientos
profundos que han tenido. No quieren hablar de ellos, y si lo
hacen es de modo liviano y frio. Parecían muy emocionados
durante el avivamiento, y mostraban actividad e interés,
como los demás, o más, y es probable incluso que fueran
extremosos. Pero, una vez el avivamiento ha terminado se
opondrán a tomar nuevas medidas, irán cambiando y se
avergonzarán de su celo. En realidad se arrepienten de su
arrepentimiento.
Estas personas, después de que se han afiliado a la iglesia, se
avergonzarán de haberse sentado en el banco de los
penitentes. Cuando haya pasado la cresta de la ola del
avivamiento, empezarán a hablar contra el exceso de
entusiasmo y la necesidad de ser más sobrios y consecuentes
en religión. Aquí está el secreto: su arrepentimiento es tal
que se arrepienten del mismo.
A veces se encuentran personas que profesan haberse
convertido en un avivamiento que se vuelven contra las
mismas medidas, medios y doctrinas que profesaron cuando
se convirtieron. No ocurre esto con el verdadero cristiano.
Éste no se avergüenza nunca de su arrepentimiento. Jamás
se sentiría avergonzado de la emoción que sintió en el
avivamiento.
En un sermón ―Arrepentimiento para vida‖, Spurgeon
exhorta: ―¡Arrepiéntete!, clama la voz celestial, Y no oses
demorarte; El infeliz que desdeña el mandato, muere, Y se
enfrenta a un fiero día. El ojo soberano de Dios, ya no pasa
por alto los crímenes de los hombres; Sus heraldos son
despachados por doquier Para advertir al mundo de pecado.
Los emplazamientos abarcan toda la tierra; Que la tierra
concurra y tema; ¡Escuchen, hombres de cuna real, Y que
sus vasallos oigan también! Juntos ante Su presencia
dóblense, Y confiesen toda su culpa; Abracen al bendito
Salvador ahora, No minimicen Su gracia. Dobléguense antes
de que la terrible trompeta suene, Y los llame a Su tribunal;
Pues la misericordia conoce el límite establecido. Y se
convierte en venganza allí‖ (Charles Spurgeon).
muy buena enseñanza ,a poner en practica
ResponderEliminarPuedes encontrar enseñanzas similares descargando EL MANUAL DEL LIDER CRISTIANO. esta al lado derecho de la pagina Dios te bendiga. espero te sirva
Eliminar